Pasamos una
noche tremendamente apasionada, mas cuando llegó la mañana ya no estabas a mi
lado. Recorrí la casa vacía con la esperanza de encontrarte… Inútilmente.
Entonces surgió una idea en mi cabeza que me
torturo durante todo el día.
¿Será que todo lo imaginé?
¿Imaginé tus besos, tus caricias?
¿Imaginé tus abrazos, tus ¨te quiero¨?
¿Imaginé que hicimos el amor toda la noche?
Tu humedad y el olor de tu piel en la cama me
dicen que no. ¡No te imagine!...
Llega la noche…Vuelvo a casa…Sigo sin
encontrarte.
Termino de ducharme y me acuesto sin cenar,
con la angustia de no tenerte cerca en todo el día.
Acabo de entrar en la cama y de pronto la
habitación se ilumina, escucho tu risita traviesa y tu voz que me nombra. Doy
un salto sacudiéndome el poco sueño que me estaba alcanzando y veo como te
acercas caminando despacio. Como si se hubiera montado una pasarela y
desfilaras solo para mí, apenas vestida con un camisolín transparente que
dejaba ver toda tu figura desnuda.
Estiro mis brazos ansiosos por recibirte y
borrar, con el calor de tu cuerpo, el dolor de tu ausencia. Me respondes rápida
y decididamente. Volvemos a fundirnos en besos y abrazos repitiendo, con calculada
perfección, las escenas de la noche anterior.
Me aprietas fuerte y no me dejas salir. ¡Yo
quiero quedarme dentro tuyo para siempre!
Nos quedamos profundamente dormidos con los
cuerpos desnudos entrelazados…
Nuevamente despierto y no estás. Todavía tengo
tu sabor en mí. Salto de la cama para retornar a la rutina de buscarte por toda
la casa, tropiezo con las bolsas que esconden tu ropa. Todas alineadas y listas
para cuando me decida a regalarlas.
Mi mente se sacude y me recuerda que ya hace
tiempo que no estás aquí.
Aparecen imágenes de autos jugando picadas en
las calles y vos saliendo de tu trabajo, subiendo a la moto que hacía poco
habíamos comprado.
Te veo despedida luego del impacto y unos
brazos luminosos te recogen y te elevan definitivamente…
Me siento en la cama…Cierro los ojos…Ahí estas
de nuevo…Te abrazo y apoyo mi cabeza en tu vientre…que apenitas está creciendo…
Abro los ojos y no estás. Sigo solo en nuestro
nidito. ¡Será que en las alturas de nuestro vigésimo piso me siento más cerca
de ustedes!
Vuelvo a cerrar los ojos porque no puedo ni
quiero dejarlos ir…
Respiro profundo para aclarar la mente y el
corazón…Necesito más aire y salgo al balcón…La suave y fresca brisa me
reconforta.
Cierro los ojos para verte y extiendo mis brazos
para abrazarte de nuevo. Hacemos el amor una vez más…mil veces más…
El pavimento devuelve un estruendo ahogado y
se dibuja un cuadro de colores con mi cuerpo en el.
Yo ya no estoy ahí. Unos brazos luminosos ya
me habían sacado…
Seguimos haciendo el amor…como siempre.
Vos me apretas fuerte y no me dejas salir. ¡Yo
quiero quedarme dentro tuyo eternamente!
OMAR MAJUL