jueves, 11 de octubre de 2012

PICADAS CLANDESTINAS




Pasamos una noche tremendamente apasionada, mas cuando llegó la mañana ya no estabas a mi lado. Recorrí la casa vacía con la esperanza de encontrarte… Inútilmente.
 Entonces surgió una idea en mi cabeza que me torturo durante todo el día.
 ¿Será que todo lo imaginé?
 ¿Imaginé tus besos, tus caricias?
 ¿Imaginé tus abrazos, tus ¨te quiero¨?
 ¿Imaginé que hicimos el amor toda la noche?
 Tu humedad y el olor de tu piel en la cama me dicen que no. ¡No te imagine!...
 Llega la noche…Vuelvo a casa…Sigo sin encontrarte.
 Termino de ducharme y me acuesto sin cenar, con la angustia de no tenerte cerca en todo el día.
 Acabo de entrar en la cama y de pronto la habitación se ilumina, escucho tu risita traviesa y tu voz que me nombra. Doy un salto sacudiéndome el poco sueño que me estaba alcanzando y veo como te acercas caminando despacio. Como si se hubiera montado una pasarela y desfilaras solo para mí, apenas vestida con un camisolín transparente que dejaba ver toda tu figura desnuda.
 Estiro mis brazos ansiosos por recibirte y borrar, con el calor de tu cuerpo, el dolor de tu ausencia. Me respondes rápida y decididamente. Volvemos a fundirnos en besos y abrazos repitiendo, con calculada perfección, las escenas de la noche anterior.
 Me aprietas fuerte y no me dejas salir. ¡Yo quiero quedarme dentro tuyo para siempre!
 Nos quedamos profundamente dormidos con los cuerpos desnudos entrelazados…
 Nuevamente despierto y no estás. Todavía tengo tu sabor en mí. Salto de la cama para retornar a la rutina de buscarte por toda la casa, tropiezo con las bolsas que esconden tu ropa. Todas alineadas y listas para cuando me decida a regalarlas.
 Mi mente se sacude y me recuerda que ya hace tiempo que no estás aquí.
 Aparecen imágenes de autos jugando picadas en las calles y vos saliendo de tu trabajo, subiendo a la moto que hacía poco habíamos comprado.
 Te veo despedida luego del impacto y unos brazos luminosos te recogen y te elevan definitivamente…
 Me siento en la cama…Cierro los ojos…Ahí estas de nuevo…Te abrazo y apoyo mi cabeza en tu vientre…que apenitas está creciendo…
 Abro los ojos y no estás. Sigo solo en nuestro nidito. ¡Será que en las alturas de nuestro vigésimo piso me siento más cerca de ustedes!
 Vuelvo a cerrar los ojos porque no puedo ni quiero dejarlos ir…
 Respiro profundo para aclarar la mente y el corazón…Necesito más aire y salgo al balcón…La suave y fresca brisa me reconforta.
 Cierro los ojos para verte y extiendo mis brazos para abrazarte de nuevo. Hacemos el amor una vez más…mil veces más…
 El pavimento devuelve un estruendo ahogado y se dibuja un cuadro de colores con mi cuerpo en el.
 Yo ya no estoy ahí. Unos brazos luminosos ya me habían sacado…
 Seguimos haciendo el amor…como siempre.
 Vos me apretas fuerte y no me dejas salir. ¡Yo quiero quedarme dentro tuyo eternamente!

 OMAR MAJUL